Es suficiente leer los diarios, prender el televisor o abrir cada mañana los móviles, para constatar que toda la información, las imágenes, la retórica convertida en narrativa salvaje, los pies de nota, las entrevistas y las mesas de análisis, son gajes de la misma invitación a la inquietud, el conflicto y la violencia.

 

VIENTOS HURACANADOS

¿Cómo le hará los próximos historiadores, para hilvanar los más diversos sucesos del acontecer de estos tiempos? Si se observa con detalle, en la antigüedad de los milennials y centennials, la separación informativa tenía claridad. Las finanzas tenían su propio espacio, la nota roja igualmente; la sección infantil ocupaba su plana y la sección de deportes o política, eran fácilmente distinguibles.

 

Durante los últimos años, por anotar algunos ejemplos, el box como deporte nacional, entrecruza el ring con las mulas que llevan y traen droga desde México a varias partes del mundo, aprovechando el renombre de alguien.

Los funcionarios de alto nivel en el país, titulares de las carteras de mayor envergadura en la administración pública, inscriben sus nombres a las membresías del Mayo Zambada; gastan sus utilerías en Europa con marcas de esas, que sus fieles feligreses jamás podrían imaginar.

 

Los registros del huachicol –ese mismo huachicol que ya se había terminado en México por decreto presidencial- inscriben en sus listas de amados bienhechores, a secretarios de estado y otros de menor rango.

 

No pocos gobernadores se han convertido en pequeños y medianos tiranitos o tiranitas, de piel altamente sensible a la crítica que, al menor señalamiento, demandan daño moral – no se sabe si en contra de sus estilistas y maquilladores- con cifras de seis ceros en un tribunal que está puesto a modo del demandante.

 

Juzgadores que sin competencia ni trayectoria profesional se autocalifican como “del pueblo”, en la creencia que tal catalogación es el mejor elogio progresista, indicador de su adoración por un socialismo que ha fracasado en todos lados.

 

Funcionarios de medio calado y modestísima figura, que prefieren los relojes y las bolas, las residencias y los lujos de primer mundo, en paraísos abandonados como Venezuela, Nicaragua, Cuba o la Colombia de Petro.

 

La nota roja y la negra de los informativos, además de baches, inundaciones, promesas de gobierno que jamás se cumplirán, se entrelazan con hospitales dejados a su suerte, con personal insuficiente, con total falta de medicamentos y con personal de salud a quienes les retienen sus ingresos, mientras las autoridades se auto-elogian con narrativas danesas y/o programan giras en hospitales arreglados para la foto en el diario, conto mundo lleno de generosas sonrisas.

 

Los personajes más temidos hoy, fueron los mejores asociados y proveedores en otros momentos. Ahora se teme que los chapitos o los mayitos o los Requenas o una hilera de nombres ligados a los cárteles de siempre, puedan embarrar el nombre y el legado del líder carismático. El síndrome se contagia.

 

Con enorme razón, León XIV subraya con puntualidad: “Hoy más que nunca, la humanidad clama e invoca la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por palabras retóricas que incitan al conflicto.”

 

Además, el Pontífice agregó que no existen conflictos “lejanos” cuando la dignidad humana está en juego. Lo demás. Es invitación a la violencia.

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No 579 No. 579
SIRVIENDO A LA SOCIEDAD

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