Debería estar superada la narrativa política o el populismo de “primero los pobres”, sobre todo porque se registra una narrativa de “primero los pobres López” y el mismo hecho de que no se “regrese al pueblo lo robado” y persista la corrupción en el régimen obradorista o de la 4T.

 

Continua la polarización, el enfrentamiento entre fifís, aspiracionistas, clasemedieros, contra morenistas, obradoristas o seguidores de la 4T. La campaña electoral presidencial se ha mantenido en este nivel a pesar de los múltiples factores que muestran el abuso del poder, la destrucción de las instituciones y el peligro que representa para la democracia.

 

Andrés Manuel López Obrador no es un “líder carismático”; sin embargo, a logrado asumir el papel del líder defensor de los pequeños, olvidados y humillados, o como parangón de identidades marginales que el sistema político tradicional ha oprimido y no reconoce. Es la cara o fachada que busca encarnar la voluntad popular, al pueblo y sus aspiraciones.

 

El abandono de la realidad, las muestras del fracaso de nación son sustituidas por emociones colectivas movilizados por el resentimiento, el odio al adversario político, evadiendo la realidad política en salud, educación, desarrollo económico, seguridad social, justicia, combate a la delincuencia.

 

Se niegan los hechos, “estamos bien, muy buen, muy requeté bien”, mejor que en “Dinamarca” en salud, o la violencia, asesinatos e inseguridad que se registran Guanajuato por mantener al Fiscal General Carlos Zamarripa, aun cuando la violencia en Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Chiapas o el mismo Tabasco también sufren las consecuencias de una política de “abrazos, no balazos”.

 

La narrativa se fortalece para el cambio de régimen, cambio de instituciones, cambio al populismo de izquierda como el de Venezuela o Nicaragua, que no es otra cosa que el dominio de una elite sobre el pueblo, en México se diría “bueno y sabio”.

 

El avance se acelera mediante la promulgación de leyes al vapor que permitan al mandatario la protección al termino de su mandato, de perder la elección a la presidencia de la República Claudia Sheinbaum, de ahí la prisa y fortalecer su narrativa contra sus opositores.

 

El “populismo” de AMLO es canalizado a propiciar los cambios necesarios para mantenerse en el poder después de entregar la banda presidencia, la que, por supuesto, no se la entregará a Xóchitl Gálvez en caso de que gane.

 

Lamentablemente la narrativa de AMLO está fundamentada en el enojo del electorado por la mediocridad e ineficiencia de los partidos políticos de oposición quienes mantienen el proyecto marcado por la agenda 20-30, el grupo Sao Paulo y el grupo de Puebla incrustada en Morena y en una “elite” de izquierda que ha demostrado que busca el poder tanto económico como político.

 

Como sea, estamos a 34 días en los que se radicalizará la participación presidencial, sus presiones para lograr mantener la “trasformación” que conlleve al regreso de la dictadura de estado del siglo pasado o el fortalecimiento de la democracia. Sin duda que se debe salir a votar para definir el tipo de nación que queremos.

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SIRVIENDO A LA SOCIEDAD

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