En medio del debate acerca de la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados, a favor de los partidos aliados en el pasado proceso electoral y habiendo obtenido poco más del cincuenta por ciento de la población, esperan alcanza el 75 por ciento de las curules, el Tribunal Electoral se prepara para determinar la validez de la elección.
Ya con el quorum requerido para determinar la validez de la elección y declarar quién ganó, y frente a impugnaciones que se han hecho al proceso electoral, el Tribunal votará respecto el proceso y discutirá un anteproyecto de 140 cuarenta páginas en el cual se afirma que “son infundados los argumentos que señalan una intervención sistemática y reiterada del Presidente en el proceso electoral” que hubieran inclinado la balanza a favor de la candidata Claudia Sheinbaum.
Según dicho documento, solo fueron 10 las ocasiones en que el Presidente hizo alusión a la candidata Xóchitl Gálvez, pero no constituyeron un llamado a votar en su contra. Y, en todo caso, no tuvo injerencia en el proceso electoral.
Lo que se ha publicado como propuesta para que el Tribunal emita su dictamen, resulta verdaderamente sorprendente, pues muchos escuchamos la forma como taimadamente el presidente atacó a la candidata de la oposición, no diez, sino muchas veces más, lo cual constituyó una evidente violación de la Ley. Ciertamente el presidente no siempre mencionó a la opositora, sin embargo, no se necesita ser un intérprete de mensajes cifrados de difícil traducir, para entender que en no pocas ocasiones, el Presidente hizo alusiones a la opositora sin mencionar su nombre.
Adicionalmente, el presidente se dedicó a descalificar a los opositores y a señalar que para que su proyecto continuara era necesario votar porque siguiera la Cuarta Transformación, en una clara alusión a su candidata de Morena.
Resulta claro que el dictamen propuesto, se trata de minimizar y hacer como que no vieron lo que era a ojos vistas. Se muestra con ello una miopía injustificable, que si bien en el criterio del redactor no existen causales de anulación de la elección, también se minimiza lo evidente. Con ello, además, parecería estar exonerando al presidente de responsabilidades que ya anteriormente el Tribunal había señalado que si existen.
Parecería, entonces, que por un lado se señala la intromisión del Presidente en el proceso y, por el otro parece restarse importancia a ese hecho.
Hasta el momento de redactar este texto, el Tribunal no ha votado la propuesta y podría ocurrir que los magistrados rechazaran el texto en los términos que se ha presentado y lo hicieran en otra dirección. Y aunque difícilmente se anulará la elección, lo importante son los términos y criterios con que los magistrados voten.
La forma como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decida el tema de la elección presidencial, podría revelar si ese órgano del Poder Judicial define con neutralidad e independencia este asunto.
Lo que ocurra respecto del dictamen propuesto, se podrán encontrar indicios de en qué dirección podría adoptar una resolución si el tema de la sobre representación en la Cámara de Diputados. Se trata de una resolución que podría ser determinante en la forma en que se voten las iniciativas que se presenten para reformar a la Constitución.
Un primer caso que estaría en juego con la definición de quiénes serán los diputados, son las iniciativas del Presidente en donde se busca reformar al Poder Judicial de la Federación con una disposición según la cual además de ya controlar al legislativo, ahora buscaría someter al Poder Judicial, retornando a un presidencialismo que de no manejarse con equilibrio fácilmente derivará en el retorno a uno de los pocos modelos de gobierno donde permanezca un presidencialismo renovado, pero autoritario.
Corresponderá a los magistrados del Poder Judicial determinar cuál modelo de democracia prefieren y la posibilidad de que se produzca una regresión hacia un modelo en autoritario como los que ya existen en Tacuba.