Mientras en lo nacional “la derechita azul” recoge las “migajas del poder político” que le deja Morena -únicamente con voz, pero no con voto-, en Guanajuato se reconforma “la hermandad arcoíris” para dar “cristiana sepultura” a la democracia panista. El tablero político estatal, tanto en el ejecutivo como en su estructura partidista, se perfila el sepulcro albiazul.

 

Lalito López Mares no tenía mucho que dar, pero los propuestos para sucederlo no tienen, ni los principios democráticos, ni los valores plasmados por los fundadores del blanquiazul, Manuel Gómez Marín y Efraín González Luna, hoy más acorde a una “derechita azul” que niega y se sonroja si se le calificada de “derecha”.

 

Desde “las alcantarillas” de la Presa de la Olla de Guanajuato fue colonizada la estructura panista por la “cofradía arcoíris” hasta controlar al Comité Directivo Estatal, los comités municipales y la designación de candidatos ineptos, sin principios ni valores, carentes de méritos, de formación democrática, ni liderazgos, pero sustentados en la lealdad a “la hermandad”.

 

Sin duda lo que deja Lalito López Mares es desastroso y no serán suficientes las alianzas con el PRI para mantener el control en el Congreso del Estado, tendrá que negociar con Morena para sacar adelante las iniciativas legislativas que, dado la falta de solides en principios y valores de los legisladores albiazules y de los priistas. Perdón, no es un desliz del pensamiento de quien escribe, es realidad que la “derechita” esta más a la izquierda, más alienada al pensamiento de la 4T. Pero Lalito es premiado por su incapacidad con el nombramiento de consejero del Poder Judicial.

 

Veamos, de los 22 diputados electos, 8 son de Morena y de sus aliados, 14 del PAN o de la alianza PAN-PRI-PRD: sin embargo, únicamente se puede identificar a cuatro de Derecha, de esa derecha proscrita por la izquierda, de esa izquierda que no reniega de su esencia.

 

Por lo que se refiere a las 46 alcaldías del Estado, el PAN fue favorecido por el voto en 10 municipios y 13 se ganó a través de la alianza PAN-PRI-PRD; 22 municipios están en manos de Morena y sus aliados, así como un municipio independiente, por lo que no se puede considerar que se registró un buen resultado en las pasadas elecciones en el blanquiazul; lo interesante es que se le eche la culpa al “mandadero” López Mares y no a quien controla el CDE-PAN desde las oficinas de la presa de la Olla.

 

Y, hoy se busca reconfigurar el tablero político estatal, más como un “maquillaje albiazul arcoíris” que como una estructura que enfrente a Morena y sus aliados y que considere las demandas de los guanajuatenses y de su militancia panista, dentro de los principios de democracia como fuerza de su quehacer político.

 

Los mencionados para dirigir el CDE-PAN desde “el drenaje” de las oficinas de la presa de la Olla, no del gobernador en funciones ni de la gobernadora electa, sino desde donde reside la autoridad, muestran una real carencia de liderazgos y, por el contrario, más afín a los postulados de la ONU, del Grupo Sao Paulo, del Grupo Puebla y de la 4T.

 

Tampoco se está estructurando una administración estatal que permita considerar que se resolverán los graves problemas estatales; combatir la violencia, generar empleos y un desarrollo económico sostenido. Se está conformando una estructura administrativa para entregar la entidad al régimen autocrático de la 4T.

 

Para que se dé un verdadero cambio se deberá elegir democráticamente, tener liderazgo que retome los principios y valores del PAN, de la derecha con orgullo y sin temor a la izquierda, además de la solidaridad, subsidiaridad, bien común, respeto a la dignidad de las personas y, dados los tiempos, considerar que enfrentarán “una brega de eternidad”. De lo contario lo único que mantendrán serán las prerrogativas otorgadas a los partidos por el sistema electoral, mientras sirvan a la 4T.

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