En el Congreso del Estado de Guanajuato se han protagonizado disputas entre legisladoras por el “¡derecho!” de las mujeres a decidir sobre su cuerpo; pero no todas las mujeres guanajuatenses están de acuerdo con ello; muchas lo dicen por su nombre, el aborto es el asesinato a un ser indefenso, pero la izquierda wokista toma la “bandera” del “derecho a decidir” para “calentar el ambiente” al 8 de marzo e impulsar el asesinato de fetos.
Calificar de “moralina” la defensa de un ser vivo indefenso, es negar el “asesinato” amparados en un supuesto derecho de las mujeres; además, es admitir que los legisladores, sea hombre o mujer, están para defender a toda la sociedad, no a “minorías victimizadas”, promotoras del wokismo, en donde se defiende el aborto, el reclamo de los trans, temas tendientes a emprender una batalla cultural del marxismo radical.
Guanajuato, igual que el resto del País, ha entrado en una espiral defensora de “minorías victimizadas” en la Secretaria de Salud, sin presentar un caso que revele que se haya “violado los derechos de alguna mujer” y apelen a una ley que genera violencia, como es el caso del aborto o asesinato de un ser indefenso.
No hay denuncia, lo que nos mueve a considerar que otro es el objetivo al “denunciar” una supuesta negación del derecho de un servicio “de salud” -léase asesinato con la interrupción del embrazo- a las mujeres en Guanajuato.
Hay que aclarar que el wokismo promotor del aborto es una de las líneas de batalla cultural del marxismo tendiente a desestabilizar a la sociedad; pero la legisladora “quejosa” no quiere pronunciarlo por su nombre al señalar que “se tiene que asegurar que todas las mujeres y todas las niñas reciban servicios en materia sexual y reproductiva”.
Pide que se legisle para otorgar a niñas, niños y “adolescencias”, educación y facilitar el acceso a los anticonceptivos para evitar el embarazo en adolescentes.
Por supuesto que no tardo en mostrar la verdadera intención de este reclamo, al referirse a las luchas de las colectivas y considerar una de las “conquistas” de las mujeres, sin admitir que forma parte de la lucha cultural wokista que surgió en 2014 en Norteamérica y que permite “calentar el ambiente” rumbo a 8M.
Cuando salga esta información habrá pasado el 8 de marzo, con todas sus implicaciones, destrozos y vandalismos, de feministas financiadas desde la ONU, en el Estado de Guanajuato; además debemos señalar que está documentado la participación de mujeres que no son de la entidad y llegan a Guanajuato con el único objeto de pintarrajear edificios públicos, pero sobre todo iglesias.
Hay que recalcar que cuando se “adoptan ideologías para sentirse bien, tienden a soslayar los compromisos reales con los más desfavorecidos” para las que son contratadas las legisladoras y legisladores; esto es promover decretos en bien de la sociedad y no para favorecer a “minorías victimizadas” que atentan contra la seguridad y paz social.
La legisladora defensora de los derechos de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, da voz a supuestas víctimas para que salgan de la “opresión”, calificando de “moralinas” a quienes no piensan como ella; asumen que tienen derecho a defender a las “minorías victimizadas”.
La pregunta es ¿Quién les dio el derecho a asesinar a un niño en gestación?, como legisladora debería de considerar el bien de la mayoría y no promover la victimización de minorías, las cuales deben ser atendidas por la ley igual que el resto de la sociedad.
Como sea, el mundo esta cambiando hacia un nuevo sistema social en el que se pueden violar los derechos de las mayorías; los legisladores, hombres o mujeres, deben defender a toda la sociedad, no únicamente a feministas, binarios o trans…, más Q+, expresiones del wolismo, en contra del bien ser y bien estar de toda la comunidad.
Pero sin duda que la legisladora hizo su tarea “calentando” el ambiente previo al 8M. Ha cumplido con sus jefes internacionales, pero ha dejado de lado el interés y el bien de los guanajuatenses.