Hace unos días, se aprobó en Guanajuato las reformas al Código Civil, mediante las cuales, se reconoce la identidad de las personas trans y no binarias, pudiendo con esto hacer correcciones a sus actas de nacimiento.
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Uno de los aspectos a destacar, fue la penosa posición que asumió el Partido Acción Nacional, una institución que se caracterizó en el pasado por respaldar la vida y los valores familiares, ahora considera que colocándose en la posición de “ni a favor ni en contra”, es decir, absteniéndose de votar dichas reformas, lava la cara y su responsabilidad frente a los ciudadanos.
A nivel nacional se entiende que los partidos de oposición, incluyendo el PAN, son una caricatura, pero en Guanajuato, las cosas son diferentes, al menos hasta este momento. Aunque en cada elección reduce sus votantes, Acción Nacional sigue teniendo la mayoría, pero en el Congreso actuó como si fuera uno más de los partidos satélites de Morena. Si los panistas piensan que no tendrá consecuencias estas actitudes, se equivocan.
¿Qué le pasa al PAN? Se preguntan sus votantes y ahora, hasta sus militantes, por qué esa actitud mediocre, ridícula y vergonzante de sus raíces, de sus principios.
Lo que pasa es que ese partido ya no representa ni responde a la sociedad guanajuatense. Desde hace tiempo las autoridades que han surgido del partido y sus dirigentes formales, no tienen nada que ver con el pensamiento y el carácter de los fundadores o de políticos como Carlos Castillo Peraza, Manuel Clouthier, Luis H. Álvarez, entre muchos otros.
Ahora, son traidores o son pragmáticos, que para los efectos es lo mismo. Políticos sin ninguna formación o liderazgo, que actúan de acuerdo a sus pobres conveniencias o reflexiones. De la misma manera que antes pensaron que si estaban cerca de López Obrador y no lo hacían enojar, ahora piensan que la única manera de sobrevivir será haciendo suyas las nuevas corrientes de pensamiento de la revolución sexual, “modernizándose”, sin darse cuenta que cada día se convierten más en el borracho de la fiesta del que todos tratan con fingido respeto, pero que atrás de ellos, y ahora, hasta de frente, se ríen por sus ridiculeces y carencia de inteligencia.
El PAN se ha convertido en una caricatura de los partidos de izquierda.
¿De verdad piensan que de esa manera van a mantener el poder en la siguiente elección?
Lo que ocurrió el día de la votación de la reforma referida muestra de cuerpo completo la mediocridad en la que ha caído el Partido Acción Nacional en Guanajuato, que ahora resulta que también se rige por una agenda ideológica y no de bien para el ciudadano. Critican a Morena de los mismos defectos que ellos tienen.
Solo para no dejarlo pasar, permítanme con un brochazo de información recordar lo sucedido ese día: El presidente de ese partido, Aldo Márquez, por sus inclinaciones e intereses personales decide que hay que respaldar esa reforma, pero no fue capaz de convencer a ninguno de los legisladores del partido que él encabeza para que lo siguieran.
Por otra parte, varios del grupo parlamentario de Acción Nacional no estaban de acuerdo con la reforma, pero en el momento de votar, ninguno fue capaz de hacerlo en contra.
Momentos antes, y en plena crisis y discusiones entre legisladores azules y funcionarios azules del gobierno de Libia Dennise García, surgió la brillante idea: debemos de abstenernos.
En este escenario, se pregunta uno si el PAN no tiene líder o éste es demasiado pequeño, o es la legislatura y la base panista la que no está a la altura de las circunstancias.
Lo que sí es claro es que en las prioridades de este instituto político y del gobierno, las preocupaciones y necesidades de los ciudadanos no se encuentran en los primeros puestos. Que pena por la población guanajuatense, y que pena por el Partido Acción Nacional.
Que los panistas no se confundan, todos aquellos que aplaudieron al PAN por lo realizado el día de la votación y que calificaron a Aldo Márquez de ser un valiente, son sus enemigos, los de siempre, que se frotaron las manos y se ahogaron de risa, esperando el desplome final de ese partido.